Ella le pedia con honda tristeza, no silves Lizandro.
No silves Lizandro por Dios te lo pido...¡
No ves que al oirte silvando me apenas.
Si tienes un silvo entre dientes, que en vez de una tonada,
Parece un llorar, parece una queja.
Con ese tu silvo me acuerdo, marchabas de niño a los cerros,
Y en tus soledades, entre cabras y piedras,
Pasabas silvando, silvando las horas enteras...
Con ese tu silvo que me desespera,
Te vide ya hombre en busca de cariño llegar a mi puerta.
Y con ese tu silvo te vi ayer tarde, llegar por la huella,
Trayendo a nuestro hijo muerto, muerto...¡
Cruzao, en la cruz del caballo como una maleta,
Y asi lo enterraste silvando, silvando,
Silvando entre dientes juntito a la tumba de tu pobre vieja.
No silves Lizandro por Dios te lo ruego,
No ves que al oirte silvando,
El alma presiente desgracias muy negras...¡
El, indiferente, oia a la pobre como si lloviera.
Le mataron un hijo a Lizandro en una pelea,
Hay quien dice que fue el comisario, por causa de una hembra.
Y despues de enterrar a su hijo, juntito a la tumba de su pobre vieja,
Y afilar, afilar como luz un cuchillo,
P'a saber si es verdad lo que cuentan,
Montado en su Bayo, del palenque hasta el pueblo, silvando,
Silvando, silvando entre dientes Lizandro se aleja.
En el rancho de Lizandro hay tres cruces de dos que antes eran:
La mujer que murio del disgusto, p'a siempre descansa en la tierra,
Y Lizandro, Lizandro se encuentra en la carcel...¡
Pagando su hombrada metido entre rejas.
Parece que aquel dia que al pueblo llegara, y supo la cosa cual fuera,
Pillo al comisario... y cobrole la cuenta...¡
Asentandole en medio de la panza, una puñalada,
Una puñalada por cada una legua que
Cargando el cadaver de su hijo lizandro anduviera.
Y la gente vaquiana calcula,
Que del rancho de Lizandro hasta el pueblo,
Hay mas o menos, mas o menos, 18 leguas apenas.
